sábado, enero 9

De la morocracia

Según estaba en clase, debatiendo acerca de el efecto de buenas y malas instituciones en el desarrollo económico, se me ha ocurrido disertar acerca de la morocracia (como ni siquiera se si es un término que acabo de inventar, explicaré que esta palabra es la que se le asignaría al gobierno de los inutiles, de los tontos, estultos, incapaces, necios, idiotas... se van haciendo la idea). Pensé que no sería buena idea hablar de gobiernos actuales, no vaya a ser que de los dos lectores con los que cuenta este blog, uno fuera el censor de alguna república bananera (o no tan bananera). Pero el señor Antonio Basagoiti ha decidido, más o menos involuntariamente, que esto no sea así. Y es que el desprecio absoluto a la vida humana que ha mostrado en sus últimas declaraciones es digno de una persona con escaso contacto con la realidad social, cosa dificilmente tolerable en un político. Alguno se preguntará que por qué hablo de morocracia junto a una persona que no gobierna. Es sencillo, para quien no lo sepa, Basagoiti es el autor de ultimatums al gobierno con temas tan serios como la construcción de un estadio (vale que el Athletic merezca un estadio nuevo, pero la estabilidad presupuestaria en una época de crisis es algo que también merece ser considerado) o la construcción de una linea de metro.
Siempre es más agradable hablar de malos gobiernos pasados, de palurdos que han llegado al poder, que han sido apeados de él, y cuyos efectos no sufrimos ya. Pero no es así, la estupidez es una virtud muy valorada en el politico actual, los estúpidos, son fácilmente manipulados, preferentemente por los malvados. No me refiero a supervillanos como el Dr. No, sino a personajillos que simplemente aprovechan las ocasiones de anteponer sus intereses a los de la sociedad. Los supervillanos tienen un halo de romanticismo que les da chispa, sin ellos no existirían los héroes, y muchos géneros artísticos se qudarían cojos de una pierna, los malvados a los que me refiero, tan solo estorban, no hay ningún romanticismo ni siquiera el pateticismo entrañable de villanos en horas bajas, y es que el daño que causan es real y tangible. ¿Por qué hablar del gobierno de los estúpidos si es en realidad el gobierno de los malvados? Quisiera pensar que la maldad, el egoísmo, concretamente, es una forma de estupidez, y es que es verdad, que muchos malvados son víctimas de su propia obra. Narcos acribillados a tiros, alcaldes corruptos y estafadores que acaban encarcelados, y políticos víctimas en las guerras que ellos han inventado, victimas, dicho de otra forma, de sus propias mentiras. Pero esto no es así. Muchos traficantes mueren de viejos en sus lindas mansiones; estafadores y corruptos que evitan la cárcel de formas tan originales que dejarían atónitos a los artífices de fugas como la del escritos J.Sarrionandia; fugas de etiqueta, más que la de Casanova; y la mayor impunidad de todas: la de los políticos. Si digo que la de los políticos es la más increible forma de no rendir cuentas, es por que no sólo escapan de los tribunales, sino que la sociedad misma les reitera su confianza. Un politico es la única persona que no teme decir bestialidades como las del mandamás del PP en Euskadi, da igual, la gente seguirá votando, algunos, estarán de acuerdo con semejante atrocidad, pero otros, votarán por una especie de inhercia política, sin plantearse en quién están delegando su soberanía, su capacidad de decisión, el país. Dicen que en el país de los ciegos, el tuerto es el rey supongo que una democracia que elige a idiotas para gobernarla, es una democracia donde la la inteligencia colectiva brilla por su ausencia.
Dijo un defensor de la aristocracia, de cuyo nombre no logro acordarme, que la caída de los regímenes aristocráticos se debe a dos factores: La acumulación de individuos aptos en las capas no gobernantes, y la acumulación de individuos no-aptos en el estamento gobernante (aristocrático). Si ésto se cumple, esperemos que lo que venga se parezca más a la revolución francesa que a la España de 1923.

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